Virginia lloraba en silencio, notando cómo su garganta se desgarraba poco a poco. No quería hacerlo, pero se vio de nuevo en esa situación que había evitado recordar desde hacía tres años, viendo cómo ese mismo hombre violaba a su amiga llevándola hasta la muerte. Ella corrió no muy lejos, sin perder de vista a su amiga y tuvo que esconderse cómo pudo. Se le había caído varias veces el teléfono antes de poder marcar el número de la policía. Al estar en shock no sabía qué otra cosa podía hacer, estaba totalmente en blanco, llena de miedo. Los continuos puñetazos que el hombre le propinaba y los insultos que este le dedicaba a su amiga iban en aumento, clavándose en la memoria de Virginia más y más. Cuando por fin consiguió llegar la policía, su amiga ya estaba muerta. A pesar de ello, lograron capturarlo. Después de aquello, pasó medio año entero en su casa y yendo al psicólogo. Tras ese tiempo, por fin se atrevió a salir a la calle de nuevo, más o menos mejor de lo ocurrido. Pero una vez recuperada su tranquilidad y su seguridad, sin dejar de llorar por la muerte de su amiga, sin dejar de culparse por no haber parado a ese hombre y sin dejar de ir al cementerio, con ese hombre en la cárcel haciendo que Virginia se sintiera en paz, pasa eso, viéndose en la misma situación que hacía tres años.
Se volvía a repetir, aunque ahora, era ella quién ocupaba el lugar de su amiga mientras que no había nadie que ocupase el suyo.
El hombre se levantó con una sonrisa que le llegaba hasta los ojos, ilusionado con su nuevo proyecto, y en menos de dos segundos, ya tenía bajado los pantalones para Virginia, para el pleno disfrute de Virginia. La joven pareció recuperar la voz y algo de fuerza, por lo que al ver aquello, eso que parecía apuntarla con demasiado interés, hizo que empezara a moverse hacia la izquierda para poder echar a correr en cuanto tuviera la oportunidad de levantarse, por mucho que le doliera la cara y las costillas.
Por desgracia, no fue así.
El hombre volvió a interceptarla y se tendió encima de ella, sin preocuparse en absoluto por si alguien los veía.
-No... no, por favor...
Ella no sabía cuándo había pasado, pero los dedos de ese hombre habían desabrochado y bajado los pantalones de Virginia de manera audaz y rápida. Virginia notó el roce de sus dedos y de su miembro entre las piernas y se movió para evitar el contacto, provocando el efecto contrario. Aquel hombre deslizó sus dedos por debajo de las bragas azules de la chica y se encontró con el suave y depilado coño de Virginia. Ella gritó de nuevo, pero él le puso una mano en la boca.
-Shhh... Tranquila...
De los ojos de Virginia no dejaron de caer gotas. Quizás ese era su merecido por no haberse movido hacia la dirección adecuada cuando estaban haciendo lo mismo con su amiga. Ella quería que alguien se lo quitara de encima, como seguramente habría deseado su amiga en ese momento. Ahora más que nunca, sabía que ella había muerto por su culpa. Llamarlos no había servido más que para matarla.
Era una cobarde.
El hombre siguió revisando con los dedos su entrepierna y ella sintió asco y repulsión de lo que le estaba haciendo. Entonces, le estampó un fuerte puñetazo en aquella zona tan sensible y expuesta. Virginia gritó como pudo y supo que seguir moviéndose era peor para ella. El dolor de su parte más íntima comenzó a atormentarla, pero no más que los ojos ansiosos del hombre que estaba a punto de violarla y matarla en medio de la calle sin ningún pudor.
-¿Virginia? ¿Eres aún virgen? ¿Cómo es esto posible?
Ella negó con la cabeza, pero antes de que pudiera hacer nada más, la sangre ya había empezado a resbalarse por su entrepierna. Virginia sentía como si le acabasen de partir un hueso, como si le acabaran de empalar con un trozo de hierro.
Él empezó a moverse con inquina, fuerte y sin reparo dentro de Virginia, haciéndose hueco entre sus piernas engarrotadas. De repente, en un momento de máxima excitación del hombre, le propinó un puñetazo en la cara que provocó que Virginia cerrase los ojos. Le cogió del pelo y elevó su cabeza, destapándole antes la boca, para luego estampársela contra el suelo tres veces. Además del charco de sangre de sus piernas, también se formó otro alrededor de la cabeza de la chica. Para él, esa sensación era mejor que cualquier otra que hubiese experimentado antes. Follarse a una virgen, ¿eh? Incluso mejor que cuando mató y se folló a su amiga, y no precisamente en ese orden.
Para cuando el padre de Virginia encontró a su hija, ella ya estaba muerta. Había llegado tarde y el asesino se había largado antes que nadie.
La escena era horrible a los ojos de un padre. Su hija, tirada en el suelo con las piernas abiertas y retorcidas, con la cara amoratada y el cráneo roto. Rodeada de sangre y desnudada de cintura para abajo. Dejada en el suelo cual muñeca de trapo.
El padre de Virginia era testigo del resultado de errores fiscales, sobornos y condenas mal impuestas. Ese hombre, el cual debería de estar aún en la cárcel, había sido liberado esa misma mañana y se había preocupado por encontrar a la chivata que le había llevado entre rejas.
Pero estaba muerta.
De todas formas, él se sintió orgulloso, al menos, por haberle hecho un favor a la muchacha; le había quitado su virginidad y no había muerto sin probar antes ese placer.
ANTERIOR >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> ¿Virginia? 1/2
ANTERIOR >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> ¿Virginia? 1/2
No hay comentarios:
Publicar un comentario