domingo, 19 de abril de 2015

El escenario equivocado - Parte 1

Se abren unos ojos.
Al principio alguien se asusta por culpa de la oscuridad y luego por una cierta pesadilla que ha irrumpido en el silencio de la callada noche. En todo caso, no se queja en absoluto de sus perturbadores sueños, ya que los prefiere mil veces. La luz de la luna baña ligeramente el cuarto, llenándolo a su vez de intranquilidad.
Se cierran unos ojos.


-¿Estás bien? Te veo mala cara.
-Sí, estoy bien.
-¿No quieres que llame a tu padre o a tu madre? Quizás alguno te puede recoger y...
-No, he dicho que estoy bien. De verdad.
Un timbre, cuyo ruido amedrenta a los demás para irse del aula, suena y se llena de murmullos sordos haciendo que varias conversaciones se mezclen entre sí. Mientras una niña intenta bloquear la voz de su profesora, elige la opción de levantarse en vez de quedarse y deja a la mujer hablando sola.
No llega a decir nada más, engulléndose a sí misma en el continuo alboroto de todos los alumnos que entran y salen de la clase.


El nítido sonido de una charla algo tensa se cuela por el pasillo. La niña se asoma, con la luz apagada, hacia su puerta y acerca el oído para escuchar algo. Solo se pueden entender palabras que aparentemente no tienen sentido alguno. Al menos para la oyente. Detrás suya se encuentra una cama, que aun siendo más de las once de la noche, sigue intacta y sin abrir. No se utiliza apenas, por ello se queda siempre tal y como está. Pero sólo el silencio del cuarto, el cual está impregnado en cada una de esas cuatro paredes, no es suficiente para oír la conversación en condiciones. Así que la abre y, finalmente, consigue oír perfectamente qué es lo que dicen. Se inclina hacia delante.
-¿La profesora?
-Te lo he dicho, me ha llamado ella preguntando por la niña.
-¿Qué le has dicho?
-Relájate. Le he dicho que está pasando por un catarro y nada más. No te preocupes, tus espaldas seguirán salvaguardadas. Pero no sé hasta cuándo.
Tanto asomar la cabeza, hace que se le resbalen las manos y se precipite contra el suelo. Con un alarido se queja del dolor de uno de sus brazos. Rápidamente, dejan de hablar y lo único que se oye es a una persona lamentándose.


-¿Y te ha dejado salir?
-Sí, he hecho lo que tenía que hacer.. o eso creo.
-Eso no está bien, lo sabes, por Dios.
-Ya no sé qué está bien.
-Tienes diecisiete años, igual que yo. No es normal.
-¿Crees que eso le importa a alguien?
-A mí.

CONTINUACIÓN >>>>>>>>>>>>>>>> El escenario equivocado - Parte 2

No hay comentarios:

Publicar un comentario