Bucky ha vuelto. Al fin tenemos noticias suyas. Natasha ha
intentado impedir que vaya a por él, al igual que mi sentido común, pero no es
el sentido común ni Natasha quienes mandan en mí.
He cogido el primer vuelo hacia Berlín. No he sido capaz de
dormir nada en todo el viaje, mi cabeza daba demasiadas vueltas…¿habrá vuelto
en sí? ¿Querrá verme? O mejor dicho, ¿seré capaz de mirarle a los ojos? Quiero
creer que sí, pero cuando pienso en él, después de nuestra última pelea, no puedo
concentrarme.
¡No importa si no soy
capaz de mirarle! Solo quiero saber si está bien.
La voz de Sam me saca de mis pensamientos:
-Steve,
Tengo dos noticias; una buena y otra mala.
-¿Cuál
es la buena?- pregunto todavía un poco aturdido.
-He encontrado la
localización exacta de James - La voz de Sam suena satisfecha, pero
cansada.- Te la mando al correo.
Un tanto impaciente formulo la siguiente pregunta, posiblemente una de las más difícil de mi
vida.-¿Cuál es la mala?
-S.H.I.E.L.D
va detrás de vosotros. El jefe sabe que vas a rescatar a James. Ten cuidado, yo
estaré vigilando.
-Gracias
por tanto, Sam, sé que no ha sido fácil. No te preocupes por S.H.I.E.L.D, me las
arreglaré...
-No me
preocupa S.H.I.E.L.D, me preocupas tú. Steve, no sabes cómo va reaccionar
cuando te vea, recuerda que es el soldado de invierno, ya no es el hombre que
conocías.
-Sam, te equivocas,
Bucky es mi amigo, confío en él… Él haría lo mismo por mí.- además, se lo
debo, si es ahora el soldado de invierno es por mi culpa.
-Vale tio, estamos en
contacto.
Sam corta la comunicación y yo miro inmediatamente el
teléfono en busca de esa dirección.
Al fin voy a verte Bucky.
Cada vez estamos
más cerca.
***
¿Quién soy? ¿Quién habla dentro de mí? ¿Hydra o yo mismo?
Quiero creer que se trata de mí y no del soldado de invierno.
Es decir, James Buchanan
Burnes.
Bucky, como diría aquel estúpido.
No, no quiero acordarme de él, otra
vez no. ¿Para qué me voy a acordar de él, si no voy a volver a verle nunca? Si
nunca se lo voy a poder decir… Aunque sea eso lo único que quiero.
Sí, yo soy
Bucky, pero solo porque lo soy para él.
Miro las calles de Berlín e inmediatamente sé que algo no está bien, el ambiente
está demasiado tenso para ser un día pleno y soleado.
Tengo la sensación de estar
buscando algo, pero ¿el qué? o peor aún, ¿a quién?
Varias personas se me han quedado
mirando hoy con gesto desconfiado, como si supieran algo de mí que yo no sé. De
repente, me doy cuenta que un quiosquero lleva observándome fijamente durante un buen
rato. Cuando le devuelvo la mirada, él baja la suya hacia el periódico más
cercano y otra vez, vuelve a mirarme.
¿Qué está pasando?
Inmediatamente me
percato de que algo no va bien. ¿Es Hydra otra vez? No, no puede ser, solo es
un simple quiosquero. La curiosidad me mata, así que me acerco al quiosco y el
hombre, al verme venir, se retira poco a poco entre las sombras. Alargo la mano
y cojo el primer periódico más cercano. No, no puede ser. Leo mi nombre, mi nombre sale en el titular.
¿Un atentado? ¿Pero qué demonios? ¿Wakanda? ¿Pero eso
existe? Creo que Hydra me lavó demasiado el cerebro. Entonces, me fijo en la
foto. Aquí dicen que soy yo, pero no es cierto. Yo estaba aquí, en Berlín.
El
pánico se apodera de mí y empiezo a desaparecer, quiero desaparecer, aunque
solo tengo un lugar al que ir.
***
En este piso huele a Bucky, indudablemente, aquí vive
Bucky. Empiezo a recorrer la casa; no hay mucho que ver. La cocina está
integrada en el pequeño salón, apenas hay un sofá pequeño y un televisor
demasiado antiguo. La siguiente puerta da al cuarto de baño, sorprendentemente
espacioso. No puedo evitar sonreír al ver sobre el lavabo un pequeño kit de
afeitado nuevo ¿por qué? Quién sabe, es como si esa cuchilla le diera un poco
de normalidad a todo esta historia de locos.
No me atrevo a entrar en la
siguiente habitación, que solo puede ser el cuarto principal. No he venido
hasta aquí para rendirme ante una puerta, abro de una vez. La cama desecha de
Bucky me desarma por un momento. Bajo el escudo, todo está en orden. No está aquí, por desgracia. ¿Qué
hacer ahora?
No necesito preocuparme por ello mucho más, el tintineo de
unas llaves se escucha tras de mí. Repentinamente dudo, no sé si esconderme y
sorprenderle o encararle ahora mismo.
Sus pasos suenan rápidos y tambaleantes por el pequeño
salón, está nervioso. Sabe lo del atentado, estoy seguro. Su nerviosismo me
tranquiliza, pues ahora estoy completamente seguro de que él no es el culpable.
De un
momento a otro entrará, así que me doy la vuelta y espero.
Y ahí está Bucky, abriendo
de un portazo. Nuestros ojos se encuentran. Su mirada es la de un hombre que
acaba de derrumbarse. Yo, sin embargo, sonrío.
-¿Qué haces aquí? - consigue
articular Bucky. Ahora lo repite gritando.- ¡¿Qué haces aquí?!
-¿Sabes quién soy? - esta
vez no pienso dejarle ir hasta que me responda.
-No - responde
rápidamente apartando la mirada.
Miente, la felicidad me desborda, Bucky me
recuerda.
-Bucky, te están
buscando, tenemos que salir de aquí - digo mientras intento cogerle el brazo. Él me rehuye, sus ojos reflejan
una mezcla de ira y miedo. Me sostiene la mirada con el ceño fruncido.
-Yo tengo que salir
de aquí - me suelta desafiante.
No, no puedo permitirlo, le agarro del brazo con toda la
fuerza que tengo.
- Bucky, por favor,
escúchame. No dejaré que te hagan daño…
Antes de que consiga acabar la frase Bucky me asesta un
puñetazo en la cara, haciéndome rodar por la habitación. Me levanto y preparo
el escudo, deteniendo su siguiente golpe. Esta vez soy yo quien le arrea el
puñetazo. Si no quiere venir por las buenas, lo haremos por las malas. Bucky se sujeta al marco de la puerta, eleva las piernas y me da una patada en el
pecho justo cuando me acerco a agarrarlo. Antes de caer me aferro a una de
sus piernas y cogiendo impulso pongo mi cara frente a la suya, dándole un
cabezazo. Acabamos tirados en el suelo de la entrada, yo sobre él.
-Bucky, escúchame, he
venido a ayudarte.
-¡No
necesito tu estúpida ayuda!, ¡estúpido! - me agarra de los hombros y
ahora es él el que está sobre mí. Me aprieta el cuello con su mano de Hydra.
Sin apartarla, se yergue apoyando su rodilla izquierda en el suelo y su pie
derecho a la altura de mi cintura. Con el otro brazo entre mis piernas, me
levanta, poniendo mis caderas a la altura de su pecho. - ¡Vete, Steve! ¡Vete ahora!
Me quedo asombrado, ha dicho mi nombre… después de todos
estos años vuelvo a escuchar la voz de Bucky diciendo mi nombre. Me relajo,
puedo respirar de nuevo, ya ni siquiera me importa que me mate ahora mismo. Él
también se ha dado cuenta y mira hacia otro lado sin soltarme aún.
Ojalá este
momento no acabara nunca. Cierro los ojos y sonrío.
-¿Por qué sonríes,
estúpido?
Un zumbido estrepitoso rompe nuestro intento de
conversación, balas, las balas de S.H.I.E.L.D. La madera de la puerta nos
golpea. Bucky se levanta y salta sobre el primer agente que ve.
-¡Bucky, no vayas a matar a nadie! - le grito desesperado levantándome de un salto. Cojo el escudo y voy tras él.
Pero Bucky, que acaba de derribar a otros dos agentes me
mira con pasmosa tranquilidad.-No voy a matar a nadie, estúpido.
SEGUNDA PARTE >>>>>>>>>>>>>>>> Stucky - Parte 2 (yaoi)
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