domingo, 29 de mayo de 2016

Stucky - Final (yaoi hard)

Cuando me despierto siento una extraña y lejana sensación que hacía tiempo que no experimentaba. Todo es cálido, reconfortante y me siento limpio, por dentro y por fuera. El capitán, Steve ha cuidado de mí. No me lo merezco, soy un monstruo. Ni siquiera sé qué es lo que he dicho mientras cargaba conmigo. 
Solo le doy problemas. ¿Por qué no pude simplemente olvidarme de él? ¿Por qué tuvo que volver a por mí? No lo entiendo, no logro entender nada desde que volví a ver sus ojos claros. Esos ojos claros. 
Cuando me quiero dar cuenta, miro por debajo de la sábana y me encuentro desnudo. Completamente desnudo. Y Steve, que está junto a mí, duerme aún. Lo contemplo y analizo su tranquilo rostro. No, está claro que no es aquel chico que conocí hará ya tantos años. Pero eso no quita que siga siendo el mismo estúpido de siempre. Metiendo las narices dónde no debería... 
De repente me pongo rojo y la temperatura de mi cuerpo comienza a subir. Si yo estaba inconsciente, no hay otra opción: él me ha desnudado. Levanto sin que se de cuenta la sábana y compruebo si él también está desnudo. Es entonces cuando confirmo mi sospecha. Me acerco poco a poco hasta sus labios carnosos y bien perfilados. Llevaba tanto tiempo pensando en este momento, tantos años reprimiendo este sentimiento que me oprime por dentro, que de verdad, me hasta ahora, solo hacía consumirme por dentro. 
Además, él no tiene porqué enterarse de esto, está hermosamente durmiendo. Nuestros labios están demasiado cerca y nuestros alientos se entrelazan. Es el momento, pero cuando lo voy a besar, el estúpido abre los ojos y me agarra la cabeza hasta acercar mis labios contra los suyos completamente. El corazón se me va a salir del pecho, tiene unos labios tan suaves, tan pecaminosos que es casi imposible decirle que no… 
Nos separamos y nos volvemos a mirar.
-Bucky… Bucky…
-Steve, lo siento
-No te lamentes, llevaba demasiado tiempo esperando este momento. Pero nunca llegó.
Me giro para que no vea mis ojos vidriosos, estoy demasiado excitado como para mantener una conversación. No puedo, no puedo mirarle, porque sino… sino… no me haré responsable de mis actos.
-Bucky, joder, mírame a los ojos. No me quites ese privilegio. Ahora no.
-Steve, yo… yo… no puedo. Soy monstruo. Soy una maquina de Hydra. No puedo hacerte más daño del ocasionado.
-Y seguirás haciéndome daño si no me besas de una vez.
-¿Pero es que no te das cuenta?
-De lo único que me doy cuenta es de lo que siento por ti, Bucky. He intentado que este sentimiento no me lleve, pero aquí estoy. Contigo, Bucky. Te quiero.
Dejo que pasen unos segundos hasta que soy cien por cien consciente de lo que acabo de escuchar de la boca del Capitán. ¿Me ha dicho que me quiere? ¿Esto es real? ¿No es Hydra el que está manejando mi mente?
-Bucky, di algo.
No soy capaz de girarme aún, las lágrimas no dejan de caer pero no quiero que me vea así, no puedo permitirlo. Entonces, siento una mano suya en mi barbilla que me obliga a mirarle. Ahí están sus labios, otra vez sobre los míos. 
Yo inmediatamente le abrazo, no puedo más.
-Desde pequeños siempre te he amado, Steve. Incluso cuando era el Soldado de Invierno, nunca dejé de amarte, por eso no fui capaz de matarte. Y ahora, ahora que te tengo aquí y sé que eres real, no sé qué es lo que voy a hacer. Dime, Steve, dime qué debo hace. ¿Hay un futuro para mí, para ti, para nosotros?
Como respuesta me corresponde el abrazo, me acerca hacia sí y me vuelve a besar, pero esta vez con más pasión, más apremio, más intensidad. Lo noto desesperado, pero lo entiendo, yo estoy igual. Por primera vez en años no tengo miedo, me da igual S.H.I.E.L.D, me da igual Hydra. Solo me importa que estemos juntos. De nuevo.
Sin separar sus labios de los míos empieza a recorrer mi espalda con la punta de los dedos. Le aparto y le miro con los ojos muy abiertos, seguramente estoy completamente rojo. Agarro la sábana e intento tapar mi cintura, pero Steve es más rápido, arranca la sábana de mis manos, me coge de los hombros y me tira sobre el colchón.
-¿Para qué te tapas? ¿Quién crees que te ha desnudado? – dice mientras me guiña el ojo y me lanza una sonrisa burlona.- Además, hay cosas que no puedes disimular – prosigue cogiéndome la erección. Tiene razón, necesito dejarme llevar. Es Steve, no puedo luchar más. Pero tampoco puedo ponérselo tan fácil.
Le cojo con mi mano de metal del hombro y lo empujo hacia mi lado, nos miramos frente a frente ahora.
-Es verdad, hay cosas que no pueden pasar desapercibidas en un hombre como tú.
Ahora soy yo el que lo coge entre mis manos y me quedo sorprendido ante su tamaño, ante su suavidad, ante lo grueso que es. Me quedo impactado mirando descaradamente la punta de su erección. Mientras él sigue masturbándome, yo intento no gemir demasiado fuerte. Acerca su cara a mi oído y me susurra:
-Si tanto te gusta, ¿por qué no lo pruebas?
Sonrío, dándole otro empujón pongo mis caderas sobre las suyas, acerco mis labios a su cuello y empiezo a besarlo. Besos cortos, suaves, como pequeñas explosiones sobre su piel que enrojece cada vez más. Voy bajando poco a poco, recorriendo ese cuerpo perfecto con el que tantas veces he soñado y que ahora es todo mío. Paso mi lengua por sus abdominales, intercalando los lamidos con los besos. Steve gime cada vez más. Acelero el ritmo y finalmente alcanzo mi objetivo.
Mientras lo sostengo entre mis manos y lo masturbo, miro de reojo a Steve que me observa jadeante.
-Steve, tú eres mi misión.
Abro la boca y de repente me da demasiada vergüenza continuar, no es como si tuviera práctica… ¿Pero qué diablos me pasa? No hay manera de que pueda hacer algo como esto.
-Bucky, tienes que acabar las cosas que empiezas – me dice el maldito bastardo de Steve mientras me agarra del cuello y me hace tragar.
Intento que pare moviendo la cabeza, pero no hay manera, me tiene asido y no me piensa soltar. Miro a Steve que me sonríe, retándome, mientras yo… mientras yo tengo esto en la boca entrando y saliendo. Cada vez me hace tragar un poco más, y mi saliva le empapa, colgando por la comisura de mis labios. Ya no soy capaz de mirarle desafiante, he perdido toda fuerza de voluntad, mis ojos reflejan solo un cosa: deseo. Y él lo ve, sigue sonriendo, pero también gime, mordiéndose los labios para reprimirlo. No puedo respirar bien porque cada vez que me empuja hacia abajo para que trague, me tapa la garganta. 
De todas formas no quiero que pare, porque él cada vez respira con mayor dificultad y me aprieta la nuca con más fuerza. Sin ninguna vergüenza, pues no merece la pena seguir aparentando nada, empiezo a mover la lengua; alternando movimientos circulares con pasadas con el ápice de la lengua. Apoyo la palma de mis manos en su vientre para mantener el equilibrio y moverme con mayor libertad. Lentamente, Steve aparta sus manos de mi nuca y me deja hacer. Sigo chupando, pero tengo la sensación de que no lo hago bien. Le agarro con mi mano humana y empiezo a lamerlo pensando en cada helado que me he comido en mi vida. Supongo que mejoro, porque Steve respira cada vez más fuerte y rápido. La sostengo entre mis manos y paso la lengua a grandes lametones por toda la piel, después chupo la punta, succionándola, para así relajar la presión de mis labios, tragando más profundo y moviendo la lengua de nuevo en movimientos circulares. Steve gime aún más intensamente, pero en vez de acabar vuelve a cogerme de la nuca y me aparta.
-¿No lo hago bien?– pregunto realmente preocupado.
-¿Por qué te preocupas tanto? – responde Steve riéndose. Se levanta y se acerca a mí sonriendo, me acaricia la mejilla y me besa.– Si no te paro acabaríamos demasiado rápido, ¿no crees? Además– se acerca aún más y susurra– sigo siendo virgen.
No puedo evitar reírme, pero no es una risa suave como la de Steve, es una carcajada sonora que se convierte en un ataque. Él empieza a reírse también.
-¡Qué casualidad, yo también!– digo, casi gritando e intentando aplacar la risa.– ¡Hace más de cuarenta años que no me reía!
Steve me abraza y me atrae hacia él. Me besa. Después muerde mi cuello y mi hombro. Me empieza a masturbar de nuevo mientras sigue mordiéndo y lamiéndome. Suavemente me tumba sobre la cama. Levanta el torso mientras acaricia mi pierna izquierda con su mano, después me coge la rodilla y me la dobla, se coloca entre mis piernas. Ya sé lo que va a pasar, por lo que de nuevo me entra la vergüenza repentina y no puedo seguir mirándole. Me tapo la cara con mi brazo de metal que, a diferencia del resto de mi cuerpo, está fresco.
-Bucky…¿puedo?
-Sí.
-Si te duele, me lo tienes que decir.
-Sí.
-Prométeme que no intentarás matarme después.
- No prometo nada.
Steve, sin dejar de masturbarme ni un momento, me acerca su otra mano a la boca y me acaricia los labios con la puta de dos de sus dedos, obedezco, abro la boca y me los mete para que los vaya lamiendo. Cuando están bastante mojados los saca de mi boca.
-Ni se te ocurra, Steve.
-Si no lo hago te dolerá más.
Pero no me hace caso y los mete sin mediar más palabra. Duele. Joder, sí que duele. Es una sensación muy extraña, me muerdo los labios y vuelvo a taparme la cara con el brazo. Quiero matarle. 
Steve por su parte, sigue moviendo sus dedos, aunque lo hace con suavidad, con cuidado, pero es bastante molesto. Sin embargo no quiero que pare, porque poco a poco se siente agradable. Sigue con movimientos paulatinamente más intensos hasta que me relajo del todo.
-Bucky, no puedo más. Hazlo de una vez.
Saca los dedos y coloca sus manos en mis muslos para mantener mis piernas separadas. Despacio se va metiendo dentro de mí. Duele muchísimo, joder, esto duele aún más. Ni punto de comparación con su enorme y gruesa erección que me empala. Pero también es muy excitante, algo que no puedo negar. Siento como se me escapan unas lágrimas.
De repente, Steve lo mete hasta el fondo y yo no puedo reprimir un grito de dolor. Él no me hace mucho caso y sigue empujándome cada vez con más fuerza, pero lentamente. Vuelve a cogerme la erección con una de sus manos y me masturba al mismo ritmo que me embiste.
El dolor se ha transformado en una sensación muy placentera. Las gotas de sudor de Steve caen sobre mí y nuestros gemidos se entremezclan, cada vez con más intensidad. Steve se recuesta sobre mí y me besa apasionadamente. Yo le agarro la cara con mis manos y también le beso.
Vuelve a erguir el torso y me masturba y embiste más y más rápido mientras me mira a los ojos. Intento taparme la cara de nuevo, pero con la mano que tiene libre me lo impide, aprisionando mis muñecas por encima de mi cabeza.
-Quiero que me mires.
Ya no puedo más, las sensaciones se mezclan en mi cerebro y no soy capaz de controlarme. Una oleada de placer me recorre desde la punta de los dedos hasta la cabeza. Un líquido caliente me empapa el abdomen y el pecho. Ladeo la cabeza, derrotado, no puedo más. Steve sonríe orgulloso y empuja más rápido. De repente disminuye la velocidad y le tiemblan los brazos, tiene la boca abierta y jadea. Acto seguido se desploma sobre mí y me abraza muy fuerte.
-Te amo, Bucky.
-Y yo a ti…- susurro devolviéndole el abrazo.

Nos tiramos tanto tiempo así que al final nos quedamos dormidos.
Él y yo.
Siempre hemos sido inseparables, pero con esto, está claro que somos uno.
Steve y Bucky.
Stucky.


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sábado, 28 de mayo de 2016

Stucky - Parte 2 (yaoi)

Otra vez la misma pesadilla de siempre. Vuelvo a huir, pero en esta ocasión sin la tranquilidad de saber que es solo un sueño. Esto es real. Yo soy real y Steve, el estúpido de Steve, también es muy real. Está aquí, conmigo, ha venido a buscarme como tantas veces deseé y no quise aceptar. Mi cabeza es un torbellino de sensaciones, pero ahora no puedo pararme a pensar en ello, tengo que salir de aquí. Corro hacia la salida más cercana, que es la puerta de mi balcón. Me giro de nuevo para ver si Steve me sigue, y efectivamente ahí está. Me voy y corro para coger impulso. Sin detenerme, salto por encima de la barandilla y me tiro al vacío. No sé cómo lo hago para llegar al bloque de en frente, pero entonces recuerdo. He sido entrenado para la Segunda Guerra Mundial y luego he sido torturado por Hydra para que hiciera cosas que nunca pensé que llegaría a hacer. No sé si alegrarme o echarme a llorar aquí mismo, pero no, Steve no me puede ver llorar, ¿qué pensaría de mí después de tanto tiempo?
-¡Bucky! – de repente, justo cuando caigo en la azotea del bloque, me encuentro con Steve, de nuevo sobre mí-. Bucky, ya basta. Debes detener esto. Huyamos.
-Hoy no.
Lo aparto de mí, a regañadientes. Todo su peso desaparece y por un momento, me arrepiento, pero no, no podemos detener aún más el tiempo. No podemos volver atrás y simplemente desear que esto fuera de otra manera. Empiezo a correr de nuevo, en busca de una puerta que me libre de esta tortura. Encuentro una que me lleva hasta el rellano y bajo por las escaleras, pero de repente, me encuentro con un agente de S.H.I.E.L.D y lo derribo con una patada. Mi mente dice que abata aún más a esa persona, que la aniquile, tal como desearía Hydra, pero ahí está la voz de Steve, diciéndome que no lo haga. Y no lo haré, se lo he prometido. Otro agente intenta que no me escape, pero este me arrea un puñetazo sin poder impedirlo y me tambaleo. Miro la barandilla de la escalera y sin pensármelo dos veces, la arranco con mi brazo metálico, me aferro a ella y me dejó caer por el hueco de la escalera.
En ese momento, una mano grande y cálida impide que me caiga. Antes de mirar, sé que se trata de Steve. 
Me está sonriendo y me dice:
-Esta vez no, estúpido.
-Eso es mío, estúpido – le digo devolviéndole la sonrisa.
Me sube y vuelvo a poner los pies en suelo firme. Observo a mi alrededor y me doy cuenta de lo que ha hecho Steve por mí; ha abatido a todos los agentes por mí.
-Gracias por tanto, Steve.
-No tienes por qué darlas. Venga, vámonos – me dice mientras sigue sujetándome con su espléndida y fuerte mano. Ya no es ese chico de Brooklyn. Ahora es el Capitán América, un Vengador, un hombre leal a su patria. 
Aunque claro, a partir de ahora, no podrá decir lo mismo. Me salvó de primero de Hydra y ahora de S.H.I.E.L.D.
Bajamos juntos las escaleras. Quizás este sea un nuevo comienzo para ambos, para Steve, para mí. Pero cuando llegamos abajo, nos encontramos rodeados y sin salida.
S.H.I.E.L.D nos ha atrapado. Otra vez.

***

No he dejado de sonreír en ningún un momento desde que Bucky está aquí. A pesar de que no he podido verle apenas, saber que está a salvo me hace muy feliz. Espero que todo esto pase pronto y podamos hablar, pues tengo tanto que decirle...
Cojo la cafetera y cuando voy a servirme entran Sam y Sharon discutiendo.
-Sírveme uno a mí también – me pide Sam ignorando por un momento a Sharon.
Mientras sirvo un segundo café ellos continúan hablando. Como no se han parado a incluirme en la conversación, no me molesto en seguirla. Doy un sorbo al café, que está muy amargo. Miro hacia la ventana que da a las instalaciones de S.H.I.E.L.D e intento desesperadamente deducir dónde puede estar Bucky. Sé que Sharon lo sabe, pero no puedo preguntarle. Nadie, excepto Sam, sabe lo interesado que estoy en este asunto. Miro y miro, pero no hay manera. Bucky está encerrado en alguna parte. 
¿Pensará él en mí? ¿Tendrá frío? No soporto esta maldita incertidumbre, si solo pudiera verle, aunque solo fuera de lejos, para asegurarme de que no le han hecho nada…
Las alarmas empiezan a sonar lejanas, se me resbala de las manos la taza de café y justo después se apagan las luces.
-¿Qué diablos pasa ahora? – grita Sam en la oscuridad.
-¡Bucky! – respondo, apoderándose de mí una ansiedad increíble. Quiero buscarle, pero siquiera sé por dónde empezar – Sharon, dime dónde está, tengo un mal presentimiento.
-¡La celda 326!
Salimos corriendo de la sala lo más rápido que podemos, damos tantas vueltas que ya no sé hacia dónde girar. Los interminables pasillos a oscuras me dan cada vez más ansiedad. Mantengo la calma como puedo y sigo el sonido de los zapatos de Sharon. El mal presentimiento cada vez se hace más claro, nos han tendido una trampa y de alguna manera Bucky está metido otra vez en un lío. Rezo por equivocarme, pero el brillo de algo metálico al final del pasillo confirma mis miedos. Las luces vuelven a encenderse y lo veo. 
Allí está, pero no es Bucky.
Es el soldado de invierno.
Se lanza sobre mí sin decir palabra, intenta apuñalarme con una ira que tristemente ya conozco. No puedo pararme a razonar con él, tengo que actuar. Le paro el golpe y agarro su muñeca para lanzarle lo más lejos posible. Pero consigue mantenerme asido a él y salimos ambos disparados contra la pared, rompiéndola. Rodamos varios pisos hasta el lago. Se levanta y salta hacia atrás para ponerse en posición de combate. Acto seguido se lanza hacia mí lanzando un golpe tras otro mientras yo los paro como puedo. Saca el puñal y con una increíble habilidad me corta los brazos. Con un rápido movimiento, le cojo de la cintura y le hago una llave para inmovilizarlo. Consigue contrarrestar mi ataque y levantarse de un salto. Antes de que pueda reaccionar le doy una patada en las costillas y le tiro al lago. Las aguas se lo tragan sin mayor dificultad, pero Bucky no sale a la superficie… Van pasando los minutos y él sigue ahí. No lo pienso más y me tiro al lago de cabeza.
Bucky se ha quedado enredado en una especie de cuerda y cuando me acerco me mira suplicante. Tiene una brecha en la cabeza y su sangre se mezcla con el agua. 
Vuelve a ser él mismo.
Con Bucky entre mis brazos salgo del agua que está helada. Estamos en paz, por aquella que él decidió rescatarme a mí, a pesar de que en ese momento él siguiera siendo el soldado de invierno. Bucky no se acordaba ni de él mismo, pero sí de mí. 
No puedo dejarlo aquí, no más, tenemos mucho de qué hablar… Empiezo a correr ante la mirada atónita de Sam, directo hacia el cristal más cercano e intentando que Bucky no salga herido, lo rompo y sigo corriendo sin mirar atrás.
-Bucky. Bucky, háblame. Intenta mantenerte despierto.
Bucky alza la cabeza e intenta mirarme, pero no es capaz de sostenerme los ojos durante mucho tiempo. Aún así, esboza algo parecido a una sonrisa.
-¿Quieres que hable
-Sí
-Pues que sepas que no deberías esforzarte tanto por mí, ambos sabemos que soy un monstruo .
-¡No digas gilipolleces! Deja de pensar en eso y háblame, pero de otras cosas. – vuelvo a susurrarle, casi desesperado.
Bucky vuelve a sonreír, esta vez mirando al vacío.
-Tengo frío, no  soporto el frío. ¿Sabes que me entrenaron en Siberia? Cuando no estaba entrenando, me encerraban en una especie de cabaña. No sé dónde hacia más frío, si dentro o fuera – suelta una carcajada, pero a mí se me ha encogido el pecho de solo imaginarlo. En el fondo todo eso ha sido culpa mía. Nunca debí dejarle caer. Le aprieto más fuerte contra mí. Ya casi llegamos.– Sería bonito recuperar todos esos días perdidos, ¿no crees, Capitán? 
Tras esas palabras, finalmente, se desmaya.



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viernes, 27 de mayo de 2016

Stucky - Parte 1 (yaoi)

Bucky ha vuelto. Al fin tenemos noticias suyas. Natasha ha intentado impedir que vaya a por él, al igual que mi sentido común, pero no es el sentido común ni Natasha quienes mandan en mí.
He cogido el primer vuelo hacia Berlín. No he sido capaz de dormir nada en todo el viaje, mi cabeza daba demasiadas vueltas…¿habrá vuelto en sí? ¿Querrá verme? O mejor dicho, ¿seré capaz de mirarle a los ojos? Quiero creer que sí, pero cuando pienso en él, después de nuestra última pelea, no puedo concentrarme. 
¡No importa si  no soy capaz de mirarle! Solo quiero saber si está bien.
La voz de Sam me saca de mis pensamientos:
-Steve, Tengo dos noticias; una buena y otra mala.
-¿Cuál es la buena?- pregunto todavía un poco aturdido.
-He encontrado la localización exacta de James - La voz de Sam suena satisfecha, pero cansada.- Te la mando al correo.
Un tanto impaciente formulo la siguiente pregunta, posiblemente una de las más difícil de mi vida.-¿Cuál es la mala?
-S.H.I.E.L.D va detrás de vosotros. El jefe sabe que vas a rescatar a James. Ten cuidado, yo estaré vigilando.
-Gracias por tanto, Sam, sé que no ha sido fácil. No te preocupes por S.H.I.E.L.D, me las arreglaré...
-No me preocupa S.H.I.E.L.D, me preocupas tú. Steve, no sabes cómo va reaccionar cuando te vea, recuerda que es el soldado de invierno, ya no es el hombre que conocías.
-Sam, te equivocas, Bucky es mi amigo, confío en él… Él haría lo mismo por mí.- además, se lo debo, si es ahora el soldado de invierno es por mi culpa.
-Vale tio, estamos en contacto.
Sam corta la comunicación y yo miro inmediatamente el teléfono en busca de esa dirección. 
Al fin voy a verte Bucky. 
Cada vez estamos más cerca.

***

¿Quién soy? ¿Quién habla dentro de mí? ¿Hydra o yo mismo? Quiero creer que se trata de mí y no del soldado de invierno.
Es decir, James Buchanan Burnes.
Bucky, como diría aquel estúpido. 
No, no quiero acordarme de él, otra vez no. ¿Para qué me voy a acordar de él, si no voy a volver a verle nunca? Si nunca se lo voy a poder decir… Aunque sea eso lo único que quiero. 
Sí, yo soy Bucky, pero solo porque lo soy para él.
Miro las calles de Berlín e inmediatamente sé que algo no está bien, el ambiente está demasiado tenso para ser un día pleno y soleado. 
Tengo la sensación de estar buscando algo, pero ¿el qué? o peor aún, ¿a quién? 
Varias personas se me han quedado mirando hoy con gesto desconfiado, como si supieran algo de mí que yo no sé. De repente, me doy cuenta que un quiosquero lleva observándome fijamente durante un buen rato. Cuando le devuelvo la mirada, él baja la suya hacia el periódico más cercano y otra vez, vuelve a mirarme. 
¿Qué está pasando? 
Inmediatamente me percato de que algo no va bien. ¿Es Hydra otra vez? No, no puede ser, solo es un simple quiosquero. La curiosidad me mata, así que me acerco al quiosco y el hombre, al verme venir, se retira poco a poco entre las sombras. Alargo la mano y cojo el primer periódico más cercano. No, no puede ser. Leo mi nombre, mi nombre sale en el titular. 
¿Un atentado? ¿Pero qué demonios? ¿Wakanda? ¿Pero eso existe? Creo que Hydra me lavó demasiado el cerebro. Entonces, me fijo en la foto. Aquí dicen que soy yo, pero no es cierto. Yo estaba aquí, en Berlín. 
El pánico se apodera de mí y empiezo a desaparecer, quiero desaparecer, aunque solo tengo un lugar al que ir.


***

En este piso huele a Bucky, indudablemente, aquí vive Bucky. Empiezo a recorrer la casa; no hay mucho que ver. La cocina está integrada en el pequeño salón, apenas hay un sofá pequeño y un televisor demasiado antiguo. La siguiente puerta da al cuarto de baño, sorprendentemente espacioso. No puedo evitar sonreír al ver sobre el lavabo un pequeño kit de afeitado nuevo ¿por qué? Quién sabe, es como si esa cuchilla le diera un poco de normalidad a todo esta historia de locos. 
No me atrevo a entrar en la siguiente habitación, que solo puede ser el cuarto principal. No he venido hasta aquí para rendirme ante una puerta, abro de una vez. La cama desecha de Bucky me desarma por un momento. Bajo el escudo, todo está en orden. No está aquí, por desgracia. ¿Qué hacer ahora?
No necesito preocuparme por ello mucho más, el tintineo de unas llaves se escucha tras de mí. Repentinamente dudo, no sé si esconderme y sorprenderle o encararle ahora mismo.
Sus pasos suenan rápidos y tambaleantes por el pequeño salón, está nervioso. Sabe lo del atentado, estoy seguro. Su nerviosismo me tranquiliza, pues ahora estoy completamente seguro de que él no es el culpable. 
De un momento a otro entrará, así que me doy la vuelta y espero. 
Y ahí está Bucky, abriendo de un portazo. Nuestros ojos se encuentran. Su mirada es la de un hombre que acaba de derrumbarse. Yo, sin embargo, sonrío.
-¿Qué haces aquí? - consigue articular Bucky. Ahora lo repite gritando.- ¡¿Qué haces aquí?!
-¿Sabes quién soy? - esta vez no pienso dejarle ir hasta que me responda.
-No - responde rápidamente apartando la mirada. 
Miente, la felicidad me desborda, Bucky me recuerda.
-Bucky, te están buscando, tenemos que salir de aquí - digo mientras intento cogerle el brazo. Él me rehuye, sus ojos reflejan una mezcla de ira y miedo. Me sostiene la mirada con el ceño fruncido.
-Yo tengo que salir de aquí - me suelta desafiante.
No, no puedo permitirlo, le agarro del brazo con toda la fuerza que tengo.
- Bucky, por favor, escúchame. No dejaré que te hagan daño…
Antes de que consiga acabar la frase Bucky me asesta un puñetazo en la cara, haciéndome rodar por la habitación. Me levanto y preparo el escudo, deteniendo su siguiente golpe. Esta vez soy yo quien le arrea el puñetazo. Si no quiere venir por las buenas, lo haremos por las malas. Bucky se sujeta al marco de la puerta, eleva las piernas y me da una patada en el pecho justo cuando me acerco a agarrarlo. Antes de caer me aferro a una de sus piernas y cogiendo impulso pongo mi cara frente a la suya, dándole un cabezazo. Acabamos tirados en el suelo de la entrada, yo sobre él.
-Bucky, escúchame, he venido a ayudarte.
-¡No necesito tu estúpida ayuda!, ¡estúpido! - me agarra de los hombros y ahora es él el que está sobre mí. Me aprieta el cuello con su mano de Hydra. Sin apartarla, se yergue apoyando su rodilla izquierda en el suelo y su pie derecho a la altura de mi cintura. Con el otro brazo entre mis piernas, me levanta, poniendo mis caderas a la altura de su pecho. - ¡Vete, Steve! ¡Vete ahora!
Me quedo asombrado, ha dicho mi nombre… después de todos estos años vuelvo a escuchar la voz de Bucky diciendo mi nombre. Me relajo, puedo respirar de nuevo, ya ni siquiera me importa que me mate ahora mismo. Él también se ha dado cuenta y mira hacia otro lado sin soltarme aún. 
Ojalá este momento no acabara nunca. Cierro los ojos y sonrío.
-¿Por qué sonríes, estúpido?
Un zumbido estrepitoso rompe nuestro intento de conversación, balas, las balas de S.H.I.E.L.D. La madera de la puerta nos golpea. Bucky se levanta y salta sobre el primer agente que ve.
Bucky, no vayas a matar a nadie! - le grito desesperado levantándome de un salto. Cojo el escudo y voy tras él.
Pero Bucky, que acaba de derribar a otros dos agentes me mira con pasmosa tranquilidad.
-No voy a matar a nadie, estúpido


SEGUNDA PARTE  >>>>>>>>>>>>>>>> Stucky - Parte 2 (yaoi)

La llegada del FANFIC

Se abre el telón.

Llega un momento en la vida, en el que te das cuenta de que dos personajes como Steve y Bucky son otp canon. Te das cuenta de que las películas (no menciono los cómics porque bajo mi humilde ignorancia, no me los he leído) de Marvel juegan con tus sentimientos. Y por supuesto, te percatas de lo maravilloso que sería incluir el mundo del yaoi ahí dentro.

Por supuesto, el fanfic se basa en nuestra imaginación. Intentamos seguir el hilo de las películas, pero hay muchos cambios, por lo que los haters, calmaros.

Stan Lee
Lectores que seáis fans (los pocos que me leáis) 
Perdonadnos.

Junto a Morti, os presentamos el fanfic Stucky.

Stucky - Parte 1